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    jueves, 20 de mayo de 2010

    Análisis de cine en México

    POR SOFÍA ÁNGELES

    Con motivo de la visita del doctor, escritor, académico y analista Lauro Zavala, quien realizó durante la semana anterior un ciclo de conferencias en distintas sedes educativas y culturales de la ciudad de Tijuana, en las que trató ante un público estudiantil y académico temáticas propias de cine y literatura, así como las teorías y análisis cinematográficos, confieso que a través de la siembra de una semilla de curiosidad que una de estas charlas generó, comencé a pensar en la realidad de esta fibra tan sensible y este importante producto cultural que es el cine en México.
    Si bien al pensar en cine, nuestra imagen inmediata es la de el entretenimiento o el uso personal, o como diría el sabio Walter Benjamin como resulta del “arte en la era de la reproductibilidad técnica”, podremos observar que con el paso de los años, el filme en tanto producto de consumo, y como resultado de toda una serie de procesos, planeación, dirección y presupuestos, no abarca la totalidad de ideología y significados compartidos (y divergentes) además de las discusiones, aprendizaje y debates que este artefacto antaño considerado exclusivamente del gremio del arte genera, a través de lo expuesto en la pantalla, a través de lo que se dice y no.

    Uno de los puntos de mayor reiteración durante la conferencia “Teorías del cine y teorías de la literatura “llevada a cabo el pasado miércoles en la sala de conferencias del Teatro Rubén Vizcaíno Valencia, en la UABC, fue el de la preocupante inexistencia de una teoría cinematográfica en México así como la urgente necesidad de desarrollar la investigación en materia de análisis de cine, además de colocar al analista cinematográfico como profesionista.

    Con lo anterior quisiera ahondar que lo necesario no es separar a la literatura del cine, eso jamás podría hacerse, sin embargo de acuerdo a Zavala, es de importancia rescatar el hecho de no se debe emplear únicamente la teoría literaria para estudiar los contenidos de un filme, que claro, tanto ésta disciplina como la semántica, ha dotado de herramientas poderosas en cuestión del análisis de los recursos literarios llevados al cine, de los elementos del discurso y de la propia narración expuesta en cine como el orden en la sucesión de imágenes, pero que se explica: no puede homologarse al cine como producto audiovisual completamente ya que en cuestión de significados más allá del relato sí divergente de la novela, o el cuento por la cuestión del montaje.

    Ahora bien, se preguntarán cuál es la justificación o necesidad de instaurar en México a la Teoría Cinematográfica como una disciplina y una temática de importancia en las instituciones de investigación y las Universidades de México, pues bien, esto va más allá de poder hablar bonito de lo que quiso decir el autor con tal adaptación, o con ese efecto, de quedar bien. La cosa es un mucho más seria que eso. Enseguida explico el por qué.

    Ya que el cine engloba a la sociedad en su(s) contenido(s) y la sociedad a su vez se refleja en ellos, la necesidad de comprender el cine como un producto cultural se hace evidente, para comprenderlo más allá de la actividad económica, como desarrollo artístico, como registro de una determinada época o situación histórica, como elemento de protesta o de pugna, como valioso instrumento de diversas disciplinas, a veces terapéutico, a veces esquizofrénico, quizá como herramienta y como producto de recreación.

    Zavala, doctor en Literatura Hispánica por El Colegio de México y presidente de SEPANCINE (la Asociación Mexicana de Teoría y Análisis Cinematográfico) ha sabido lo que dice cuando ha desarrollado toda esta serie de teorías de análisis, por ejemplo cuando indica que los cinco componentes del análisis cinematográfico son la imagen, el sonido, el montaje, la escena y la narración.

    Aclara también es necesario comprender que en análisis no es lo mismo que la crítica de cine. Por tanto, considero yo con mucho riesgo de equivocarme, cualquiera que haya visto una película y tenga el valor y las ganas puede hacer crítica (ya sea fundada o no, cierta o no en términos de lo profundamente subjetivo que es lo simbólico en un producto como el cine) sin embargo para realizar un análisis cinematográfico, es necesario estar preparado, contar con un capital cultural amplio y contar con el respaldo de la teoría literaria, pero sobre todo, salir de lo evidente y profundizar en estas formas, en los planos y los sonidos, en esta trasposición de sentidos, en este relato tan ambiguo y rico en significados que es el cine como tal.

    Y recurro a la frase popular para indicar que lo que resta es seguir en el camino: “El hubiera no existe” A partir de hoy, la tirada es realizar investigación, seguir formando e informando. Hasta la próxima.

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